No
cierres la ventana por si vuelve en busca de su sombra, yo prometo
que con polvos mágicos conseguiré coserla aunque sea a un calcetín.
Pensamientos felices son necesarios para volar y yo sólo puedo volar
si es contigo. Que dejemos atrás los celos de campanilla y si algún
día toca crecer sea entre besos (los tuyos). Que necesito tres
pasos, dos saltitos y un resbalón para llegar a ti (bueno, quizás
un poco más) pero merecerá la pena. Cuando te acercas siempre te
pongo de sobreaviso con ese tic-tac, tic-tac, tic-tac... pero en este
caso no hablamos de un reloj si no de la forma que tienes de acelerar
mi pulso. Ven, así podré volver a ser entre tus brazos ese niño
perdido.
Escrito por María González Torres. ©