He
aquí mi declaración de intenciones,
tómatela
como quieras.
Dame
razones para llenar este vacío. Sé los músicos del Titanic cuando
la multitud sólo sepa correr, mi jaque mate en mitad de la partida.
Conviértete en mi reloj de arena cuando lo que necesite sea tiempo,
y en mi nación cuando esté perdida. Revolucióname, pero sé mi
bandera blanca cuando necesite una tregua. Sé mi próximo verano,
mis buenos días, mis
buenas noches y mis días completos. Sé mis dulces huesos, o mis
dulces sueños. Cumple lo no prometido. Sé caótico incluso fuera de
mi orden. Procura ser el dónde que coincida con el cuándo. Sé mi
café sin azúcar, sin aliento. Baílame (aunque no sea el agua).
Conviértete en el chico bipolar de la azotea, en el monstruo sobre
mi cama, en el repartidor de estrellas fugaces en mi habitación. Sé
mi chico del metro, sé mi Serendipity.
Simplemente
sé, como tú quieras, pero sé (que del resto ya me encargo yo.)
Escrito por María González Torres. ©