He
aquí el texto que no debí escribir nunca.
La
culpa es suya.
Llevo
años dándole vueltas a la misma historia
y
aún no he logrado descifrarla.
Llevo
ya un tiempo intentando entender(te) en la distancia
y
no llenarme de ti en cada vacío que deja tu ausencia.
Una
y otra vez en esta espiral de llamadas a las cinco de la mañana
en
borracheras en las cuales no recuerdas ni tu nombre.
Pero,
de repente, recuerdas el mío.
En
resacas de cafés amargos y olvidos arrepentidos.
Llevo
días y décadas aferrándome a un kit de supervivencia
el
cual, quizás, no exista.
Noches
en las que junto las letras que forman la palabra amor,
y
solo me sale tu puto nombre.
Me
equivoco cada dos por tres estrellándome contra esa pared
que
tú nunca construiste pero lleva recuerdos colgados en forma de
(auto)retratos.
He
dejado miguitas de voz para que encuentres el camino a casa,
tú
ven a quererme o a joderme la vida.
Vente a joderme o a quererme la vida.
Que
vengas.
Escrito por María González Torres. ©