Hoy
ha sonado esta canción y me ha taladrado, encima, la cantabas
tú...Un día dices adiós y no te das cuenta de que es el último.
Las calles de Madrid ya no van a ser lo mismo, ni sus esquinas, ni
las esquinas de mi cuerpo. Gracias por ayudarme a superar estos 417
km, por darme estos 223 días y los besos los cuales no he contado.
Ojalá sigan habiendo fotos en tus retinas, pelos en tus calcetines,
que te acuerdes de mi cada vez que te subas a un autobús, cada vez
que veas alguna de esas películas o escuches alguna de esas
canciones. Necesito ahogar estos recuerdos en el café de mis
mañanas, en la saliva de mi boca, en las lágrimas que andan
ausentes. Deja de sonar, deja de oler, deja de estar sin estar. Esto
me pasa por pedirle lo eterno a alguien que no supo ser inmortal.
Se
avecina tormenta...
Escrito por María González Torres. ©