martes, 31 de julio de 2012

You leave me breathless.




Simplemente, nunca dejes de decirme que me harías el amor a todas horas. Apuesta al rojo carmín de mi boca. Finjamos un secuestro. Arriesgate. Quizás no te deje pedir un rescate. Bésame. Llámame sin "ll". Fuma de mi humo. Voy a vivir cada segundo. No me prometas la luna, a mí, me sabe a poco. La gente seguía hablando del frío Siberiano, normal, no sabían que la primavera vivía en tus ojos. Yo aquí muriendo por tus labios y el mundo diciendo el sol ya viene...


Escrito por María González Torres. ©

jueves, 19 de julio de 2012

Y siento por segundos que me caigo al suelo...



Por mi tripa. Lugar donde puedo sentirte cada día. El amor se siente en el estómago donde notamos esas primeras mariposas. Esos nervios cuando vas a verle, o simplemente cuando hablas con él. Zona donde deseas que sus labios recorran tres mil laberintos. Donde te gusta que sus dedos caminen esos centímetros una y otra vez, a veces, incluso, parecen kilómetros. Sólo hacer alguna pausa en tus lunares para respirar y al final soltar todo el aire en un suspiro o una carcajada. Me encantaría que mi ombligo fuera el centro de tu universo, y la respuesta a todas tus preguntas. Que si algún día decides marchar(te) hazme un favor...llévate mi piel, así no podré seguir tu huella.



Escrito por María González Torres. ©

miércoles, 11 de julio de 2012

Hermanas con distinta sangre.


Algo tan simple como el número IV para mí es mucho más que eso. Son recuerdos, muchísimos recuerdos. Porque sí, porque están en todos mis momentos, en los malos y en los buenos. Que si algún día les falto no será porque yo quiera, que si algún día me faltan... ¡Qué no me falten nunca! Cada parte de mi cuerpo lleva vivencias que he pasado con ellas, cada una de mis palabras llevan rasgos suyos, todos mis hechos quizás sean gracias a lo que he pasado con ellas. Sé que cuando estoy en lo cierto ellas están ahí para apoyarme y cuando erro ellas van a aconsejarme. Cuando en ocasiones creo que caigo al suelo ahí están ellas para evitarlo, o si finalmente lo hago...ayudan a que me levante. Son causantes de casi todas mis sonrisas y por las que me levanto cada día. Todas las palabras se me quedan cortas para explicarlo. Son las personas por las que me quemaría la mano, me cortaría un brazo y me jugaría la vida. No hace falta decir un "siempre" es algo que ya damos por hecho. Gracias por darme tanto, porque no soy capaz de recordar como era mi vida sin vosotras, sin ellas. Mis mejores amigas, mis hermanas.


Escrito por María González Torres. ©