viernes, 12 de julio de 2019

Conf(e/u)siones




A mi yo romántica de hace cinco años.


            No te rindas, espera, que al final todo llega. No rompas los cristales color rosa con los que ves ahora la vida. Que de ese color es más bonita, aunque duela. No te dejes influenciar o desilusionar. No desesperes y sigue soñando bonito. Sigue viviendo en esa pompa que no permite que pises el suelo. Deja los zapatos de plomo bien lejos.

Eso sí, agárrate fuerte que vienen unas curvas de cojones. Y como no, y como siempre, no vamos a llevar el cinturón de seguridad para aguantar todo lo que venga. Vamos a ir sin ruedines, sin frenos y con las rodillas raspadas de caer por la vida entre mitos, leyendas y amores a primera vista. No vamos a guardar las distancias de seguridad y nos vamos a pegar unas hostias de puta madre.

Pero cinco años después, te puedo decir, que hemos sobrevivido (a pesar de las secuelas). Así que, no dejes de luchar. No dejes de vivir las cosas de cero a cien, al cien por cien. Ni vuelvas a matar a una sola mariposa. No te preocupes, que cuando no son bienvenidas, ya se extinguen solas.

Y por último, y no por eso menos importante, olvídate de los sentimientos en modo avión, y vuela. Porque cuando empieces a despegar alguien se va a fijar en tus alas, te van a elegir, vas a perder el complejo de Ícaro y ya nadie va a poder quemar tu fuerza.





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María González Torres. 

Imagen: Mackaoui.