sábado, 8 de febrero de 2014

Rechazo hundirme.


Debería hacer un poco más, pero vuelvo a los ¿por qué cojones no puedo dejar de mirarte así? Y, ¿qué coño tendré que hacer para que mi corazón no acabe convirtiéndose en tripas? Recuerdo como te sabías el tamaño exacto de mis tetas en comparación con tus manos y que no entendías que no supiera compartir coca-colas, que fuera más de compartir vidas y humo entre las bocas. Ya pensaré que hacer con las 6 restantes que me sobran, por ser gatos pardos en la noche. Que llevo días que no respiro, porque no es tu aliento. Vamos a llovernos, que para ayer, ya era tarde. Vamos a follarnos para crear estaciones donde poder volver a vernos pues no soporto el “yo tan lejos y tú tan guapo”, este estado poetílico constante, este viernes con ansia de venganza de los lunes, desde que tengo restos de domingos en los bolsillos. Recojo segundos para romper los relojes, escribo por eso de no echar a correr y sueño por esto de volver a empezar. Desde 0. Aquí. Ahora.


Escrito por María González Torres. ©