Debería
hacer un poco más, pero vuelvo a los ¿por qué cojones no puedo
dejar de mirarte así? Y, ¿qué coño tendré que hacer para que mi
corazón no acabe convirtiéndose en tripas? Recuerdo como te sabías
el tamaño exacto de mis tetas en comparación con tus manos y que no
entendías que no supiera compartir coca-colas, que fuera más de
compartir vidas y humo entre las bocas. Ya pensaré que hacer con las
6 restantes que me sobran, por ser gatos pardos en la noche. Que
llevo días que no respiro, porque no es tu aliento. Vamos a
llovernos, que para ayer, ya era tarde. Vamos a follarnos para crear
estaciones donde poder volver a vernos pues no soporto el “yo tan
lejos y tú tan guapo”, este estado poetílico constante, este
viernes con ansia de venganza de los lunes, desde que tengo restos de
domingos en los bolsillos. Recojo segundos para romper los relojes,
escribo por eso de no echar a correr y sueño por esto de volver a
empezar. Desde 0. Aquí. Ahora.
Escrito por María González Torres. ©