La
parte trasera de un coche oliendo a mar, empañados. Empeñados. Como
quien buscando paz encuentra la mejor de las guerras. Y ahí, en
plena batalla, proclamé una tregua para acabar tirando a mi propio
tejado todas esas piedras que no pensaba arrojar (por todo eso de los
pecados...) A pesar de que no te vi venir, no puedo dejar de
mirarte. De modo que finalmente llegas a ese límite, que ahora,
tiende a infinito, pero contigo. Que me rescatas con sólo una
sonrisa. Como si estuviera a salvo, como si estuviese en casa. Que
acabas por ser el continente y el contenido. Aunque seamos pura
dinamita, pienso quedarme si todo explota por los aires. Porque
mentando a Neruda; tú encontraste mi punto débil y mereces la pena,
los riesgos y la vida.
Y
recuerda: dile a quien dice que no podemos, que ya veremos, corazón.
Escrito por María González Torres. ©
Simplemente, precioso :)
ResponderEliminarQue bonito *^*
ResponderEliminarDespeñados acabamos, pero es que no concibo otro final.
ResponderEliminarQué genialidad de texto
ResponderEliminarPrecioso
ResponderEliminarPrecioso, como tú
ResponderEliminarPuede que el amor sea eso: coches empañados, seres empeñados. Ya veremos, bazo.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Es tan amor esto, jo.
ResponderEliminarAferrarse siempre al amor, hermosa entrada sobre todo para recordarnos que todavía existen las cosas lindas de la vida, siempre hay que ser valientes, tener lo que amamos a veces puede ser difícil, pero la perseverancia nos puede ayudar a lograrlo! Te deseo lo mejor y mucha luz, gracias por tu comentario!
ResponderEliminarME ENCANTÓ ❤
ResponderEliminarPreciosa entrada. :0
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