Mamá
dice que no vuelvas,
aunque
cante mi sirena.
Aunque
pida auxilio
y que
vengas de urgencia.
Y no
vuelvas, que el devenir se antoja oscuro. Que te he visto sonreír a
ventanas que vinieron detrás de mí. Ya sabes, cuando se cierra la
puerta... Pero me dueles aquí, donde ninguno mira. Yo, que no
doy un duro por nadie que no se haya mojado los pies por cogerlos. Y
a mí, que la vida me pasa y no me pesa desde que no espero nada,
que eché raíces donde quise dejar volar flores. Siguen sin
engañarme, pues siempre existe otra alternativa y sigo viendo
gigantes, donde otros, solo ven molinos. Pero, ya ves, estoy llegando
tarde a mi propio funeral, ¿de qué te sorprendes?. Si
decidí ser Ícaro para poder quemarme en eso que llamas sol, y te
late en el pecho. Si he sentido el fuego tan cerca que ya puedo notar
al Fénix y todo eso de las cenizas.
Resurgir.
Resurgir.
Escrito por María González Torres. ©
Excelente! me ha encantado :)
ResponderEliminarBesotess
-Esther
Por cierto! te he nominado a un premio en mi blog cuando puedas pasate a recogerlo :)
EliminarSiempre será más ocuro sin alguien..
ResponderEliminarResurgir, quien pudiera.
ResponderEliminarQue me hablen(s) de primavera.
A resurgir y a florecer. A vivir cosas nuevas :)
ResponderEliminarNunca es tarde para renacer.
ResponderEliminarSalud.
Para eso está la primavera y cualquier estación del año. Hay que ser siempre como ese fénix.
ResponderEliminarUn relato excelente!! Me encantó! Besos!
ResponderEliminarhttp://cocojetaimeblog.blogspot.com.ar/