No he ganado ninguna guerra,
pero he visto que la vida
también es bonita desde las trincheras.
Dónde todo el mundo te mira,
aunque nadie te ve.
Hasta que un día,
alguien,
te ve.
Y llega tu tregua,
hibernáis en una esquinita del sofá
y hacéis fuerte.
Antes de que el gallo cante tres veces
sois imparables, implacables.
Como si el tiempo no fuera para los valientes,
como si las cosas se arreglaran
con un “a las tres serán las dos”
y no hubiese pasado el tiempo,
como si los segundos tuviesen sentido
si los das por descontado.
Mas qué quieres que diga,
si hace tiempo que lo llevo tatuado
en las entrañas,
que sin ser Santo de nada
tienes las llaves de mi cielo,
mi bandera blanca.
Si acabaste con los soldados rasos,
los fusiles y las balas.
Si lo llenaste todo de flores
y me diste alas.
Maestro en eso de volar
más allá de lo que ya vuelo,
como si no diera miedo decirlo,
como si no fuera el aleteo de aquella famosa mariposa
capaz de ocasionar terremotos en el otro lado del mundo,
o en el mío.
Yo también sentí miedo,
pero ahora estoy segura,
quiero que seas mi Paz.
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María González Torres.
Imagen: Gangsters Squad (película).