Cuando
quiere llover y no llueve, uno desea que, aunque jamás vaya a ser a
gusto de todos, descargue ya violentamente o que suene de una vez un
rayo de sol, pero que por favor el clima se defina en toda su
contundencia.
Como
aseguran los expertos, cualquier ambigüedad, empezando por la
meteorología, es el principio de toda ansiedad. Y a mí, ésta casi
me está matando la última oportunidad de pedirte perdón. El mundo
a punto de todo, las cosas a medio sentir y yo con estos celos. Celos
de no estar contigo, de no verte mucho más. Celos de no sentirte
mucho menos. Celos absurdos incluso antes de estar en celo. Celos
humanos de ti, divina. Y mientras siembro este sinsentido, una
borrasca cíclica y anticiclónica anticipa litros de chubascos bajo
ese par de pupilas tuyas rodeadas de nubes. Mientras me expongo a
tanta inclemencia, marejada tú de tanta discusión, crecen bucles de
inestabilidad con tendencia a cualquier cosa menos a desaparecer.
Todo
esto cuando quiere llover y no llueve. Todo esto cuando quiero querer
y no quieres. Cuando te estoy suplicando que te quedes…y ya hace
rato que te vas.
Risto Mejide.
Hay que saber controlar todo lo que sentimos sobre todo los celos, no son muy buenos para nosotros. Me encanto la entrada, un beso enorme ! http://unasonrisa-hecha-pordos.blogspot.com.ar/
ResponderEliminarMe encanto la entrada te sigo y te espero por el mio.. Besos :)
ResponderEliminarhttp://soialguien.blogspot.com.ar/