domingo, 12 de agosto de 2012
Miedos.
Todos en algún momento de nuestra vida hemos sentido miedo. Yo, por ejemplo, siempre he tenido miedo a que por la noche cuando esté durmiendo algo toque mis pies. Diréis que es normal. Pero llega a ser excesivo, a no poder dejar un pie destapado. Alguna vez en nuestra vida hemos sentido un miedo así. Pero no me refiero a estos miedos que al fin y al cabo son sólo tonterías. Me refiero a los miedos en realidad. Miedo a que las cosas dejen de ir bien. A quedarte sólo, sin nadie a quien llamar, en quien confiar. Miedo a no volver a ver el verde de tus ojos. Miedo a equivocarse. Miedo a amar.
¿Sabéis? Mi padre tiene la extraña manía de despertarme haciéndome cosquillas en los pies. ¿Qué tiene que ver esto? Preguntareis. Pero es que a veces merece la pena arriesgarse. A veces un miedo puede convertirse en una cosa maravillosa.
Escrito por María González Torres. ©
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