viernes, 24 de agosto de 2012

Es jodidamente difícil quererte.


Nadaba en su río cuando me perdí en su delta. Me revienta toda esta situación por no poder llamarte en cualquier momento y decirte “ me apeteces, baja y si quieres te lo cuento”. Eres de ese tipo de personas que son gente especial sin efectos especiales, y eso me encanta. Me he dado cuenta, tus ojos son mucho más grandes ahora. Por eso espero que seas capaz de ver todo esto, porque de eso se trata, de ser capaz. Yo sólo quiero que si tiramos la toalla sea para ducharnos juntos y durante horas ver lluvias de estrellas fugaces en mi habitación. Que desaparezca esa puta sensación de frío que me da cuando sé que algo va mal... Vuelve a pedirme que me quede en tu cama. Llévame a la luna, pero que esté llena y eso si...¡de cosas buenas, claro!

En busca de tus respuestas perfectas...


Escrito por María González Torres. ©

miércoles, 22 de agosto de 2012

Papá.



A veces sentimos esa extraña sensación, esa nostalgia. Yo me siento ahora así. Necesito que alguien venga y me llame Mariquilla, venga y aunque este cansado tenga una sonrisa para mí, necesito esa persona que me dice todas las cosas que hago mal y muy pocas veces las que hago bien, necesito esa persona que cuando se enfada conmigo a los cinco minutos me esta comiendo a besos, necesito poder tirarme encima tuya y estarme ahí horas y que lo único de lo que te quejes sea de que no me apoye en tu estómago, necesito oír esos “tú puedes, sé que puedes.” Y ahora lo necesito más que nunca, necesito poder, necesito esa persona que abre las puertas detrás de un portazo, necesito esa persona que pase lo que pase sabe cuando estoy mal y cuando estoy bien y me intenta hacer creer que no lo sabe, necesito esa persona que me llama pequeñaja y me hace sentir que nunca voy a crecer, te necesito.


Escrito por María González Torres. ©

jueves, 16 de agosto de 2012

Sólo hasta que pase la tormenta.



Heridas del corazón que no se curan ni con todo el alcohol de los bares. Estoy pensando en irme y llegar, me da igual el lugar, simplemente debe ser un lugar tan vacío que no haya nada que pueda traer tu recuerdo. Y es que nunca creí tanto en la teoría del caos. En que si algo puede salir mal, saldrá mal. En Murphy. Que sé lo que es sentirte el ser más pequeño del universo. Eran tus dedos los que movían mis hilos, y ahora... ¡joder, me siento atada! Y parecía fácil recorrerse la ciudad en busca de tus ojos. Pero me he quedado ciega, y mi cuerpo cojo.


Escrito por María González Torres. ©

domingo, 12 de agosto de 2012

Miedos.


Todos en algún momento de nuestra vida hemos sentido miedo. Yo, por ejemplo, siempre he tenido miedo a que por la noche cuando esté durmiendo algo toque mis pies. Diréis que es normal. Pero llega a ser excesivo, a no poder dejar un pie destapado. Alguna vez en nuestra vida hemos sentido un miedo así. Pero no me refiero a estos miedos que al fin y al cabo son sólo tonterías. Me refiero a los miedos en realidad. Miedo a que las cosas dejen de ir bien. A quedarte sólo, sin nadie a quien llamar, en quien confiar. Miedo a no volver a ver el verde de tus ojos. Miedo a equivocarse. Miedo a amar.

¿Sabéis? Mi padre tiene la extraña manía de despertarme haciéndome cosquillas en los pies. ¿Qué tiene que ver esto? Preguntareis. Pero es que a veces merece la pena arriesgarse. A veces un miedo puede convertirse en una cosa maravillosa.



Escrito por María González Torres. ©