miércoles, 1 de abril de 2020

Maldito bicho.

 


         Ayer, por casualidad, llevaba esta camiseta de cuando hice la carrera de Bioquímica, la típica camiseta que llevábamos en las fiestas de la universidad. Por cosas del azar, esta tenía la frase “lo que no te mata, te muta”. Yo, me encontraba en mi cuarentena haciendo mascarillas con mi madre para los hospitales más cercanos y que tanto las necesitan, ya van 400 entregadas y otras tantas en proceso. No puedo evitar pensar que ojalá esa frase sea cierta en estos días. Ojalá cuando salgamos de todo esto, cuando sobrevivamos a este confinamiento y a este maldito virus con corona, ojalá mutemos. Y nos hagamos más fuertes.

Espero, porque en estos días no queda otra que esperar, que todo esto nos sirva para algo. Ahora que la naturaleza nos está dando un guantazo de realidad, nos está poniendo en nuestro sitio y nos está devolviendo con creces que la hayamos sacado de su eje. Para equilibrarlo todo nos ha tenido que frenar en seco. Confío en que aprendamos a valorar el tiempo, ese que antes nunca teníamos y ahora nos sobra, ese que queremos que deje de sobrarnos, volver a la rutina. Espero que nos hartemos de las tecnologías que tanto nos están dando estos días, dejarlas a un lado cuando por fin podamos salir de casa. Ahora que no existen donantes de corazón, ojalá que pongamos el nuestro en todo lo que hagamos y hacemos. Que miremos y disfrutemos al máximo del cielo, las aguas cristalinas, los montes y los bosques que ahora descansan de nosotros. Que cuando salgamos de este letargo nos regocijemos al respirar un aire limpio con unos pulmones sanos. Quiero creer que los bienes materiales seguirán quedando en un segundo plano y que todo el mundo podrá tener los productos de primera necesidad. Espero que continuemos siendo solidarios aunque ya no haya miedo en nuestras propias carnes, en nuestros propios ojos. Ojalá sepamos mirar las cosas desde los ojos del resto; y nos sigamos ayudando. Espero que permanezcamos sonriendo a través de las ventanas, y por las calles que ahora tanto anhelamos. Que continuemos aplaudiendo a todos aquellos trabajadores que nos ayudan día a día, pero esta vez, dándoles las gracias directamente. Por favor, que sigamos comunicándonos, pero sin echarnos de menos, sino gozando de las conversaciones con los demás; con cafés, cervezas y miradas; que nos quemen los móviles en las manos por desear soltarlos y abrazar a los nuestros; que saquemos horas del reloj para los viajes y poder besar a los que estén más lejos, olvidándonos de las excusas. Nunca quisimos tan fuerte que las distancias fueran más cortas.

Este rey de los bichitos nos está mutando, nos está cambiando y por ser positivos esperemos que hayamos aprendido algo de todo esto. Todo lo malo que nos está quitando este virus, convirtámoslo en algo bueno. Sembremos de nosotros este mundo enfermo. Y mientras nos encargamos de frenar la curva, de hacerla más pequeña, nos sirva de algo y seamos nosotros los que crezcamos como personas. 

Y bueno, por el Coronavirus no os preocupéis, acabaremos derrocándolo.








Día 20 de cuarentena por Coronavirus. 
01 de Abril 2020, Cartagena.
María González Torres.


 __________________

Derechos Reservados Copyright © 2020

María González Torres.