viernes, 16 de mayo de 2014

Carta a María.


Hace dos putos años dejaste de ser tú o empezaste a serlo.
Quien sabe.
Pero me echo de menos.
A ti, que las ojeras nunca te representaron
ahora son una de tus señas de identidad.
El caso es que, es hora de tomárselo menos enserio.
Disfrútalo.
Fuera está cayendo el diluvio universal.
Vuelve a repetirte el 'quien te entienda, que te compre'
y cómprate (aunque no lo entiendas).
Te mereces sobrevivirle,
que si hace tiempo que no escribes
es porque te da miedo abrirte de par en par
ante un papel, porque padeces de todos.
Es la rutina, que te está matando.
Que eso de expectativas vs realidad
nunca lo llevaste demasiado bien,
o lo llevaste a rajatabla, según se mire.
Todo eso de las margaritas sin pétalos,
perder la cuenta de las noches que no sabes si debes a alguien,
las baldosas amarillas que no llevan a portales,
lo de imaginarte en un sitio y luego estar en otro
y echarle la culpa a whatsapp,
que suene 'I just called to say I love you',
pensar en hacerle caso
y que salte el buzón de voz.
Pero bueno, que te voy a decir a ti,
conoces de sobra el resto de tus sin-sentidos, María.
Tú, que siempre quisiste ser brújula, no sé si me entiendes...
Pero que te dejen en paz, solo estás reconstruyéndote
y sonríeme, ya veremos que pasa.

Me he cansado de escribirte,
así que voy a empezar por reescribirme.
Yo también me merezco ser eterna.




Escrito por María González Torres. ©