jueves, 13 de junio de 2013

¿Casualidad o causalidad?



Amanecí entre nostalgias de lo que fueron alguna vez tiempos felices en los que memoricé cada 1 de tus reflejos en las pupilas, y todos tus latidos acelerados.
Lentamente, quise colarme por cada uno de tus vértices, donde deseé quedarme sin aire y por 2 minutos, aunque fuera poco, respirar el sabor de tus poros, y quizás poder salvarme (que caro me va a salir este seguro de vida...)
Balbuceé un par de palabras, como queriendo sacar tus 3 vocales de mis pulmones, pero ahí seguían clavadas como el mayor sustituto de la nicotina.
Esnife tu sexo en 4 caladas mal dadas y sentí la asfixia de no tenerte, se incrustó en forma de recuerdo entre mis costillas y creí ver explotar esta maldita burbuja.
Retrocedí 5 kilómetros atrás en la geografía que dibujaban tus lunares para esperarte, y así, intentar encontrar una explicación que aún no entiendo, pero me quedé a medio camino y hoy no me apetece correr.
Tallé mi epitafio en tus clavículas donde dejé de pertenecerme, para finalmente ser tuya, todo esto por menos de 6 días de sofá, tele y sexo para echarte de más.
Odiándote por haber perdido en estos meses las 7 vidas que nunca tuve porque quizás únicamente entraste en mi vida destinado a salir de ella o simplemente por no haberme sabido encontrar en las 7 letras de tu nombre.


Escrito por María González Torres. ©