Cuando
te juntas con un extraño solo miras al suelo o al cielo. Yo no podía
parar de mirar sus ojos. El
caso, es que creo en la teoría del caos, en que si algo puede salir
mal saldrá mal, en Murphy. En todo eso de que las cosas cuando caen,
caen por el peor lado. Quizás sea cierto eso de que Migo no sabía
ser sin Tigo, el problema es que Tigo solo sabía ser cuando no era
conmigo. Ahora todos han huido, menos yo. Que no
supe. Pero que sabréis vosotros,
si no habéis visto como se le achinan los ojos cuando sonríe. De
verdad, digo. Y joder, se me rompen las costuras, ando mordiéndome
las ganas, las uñas y la paciencia. Ojos hinchados de llover muy
fuerte y un no saber si tiemblo, como dicen, de frío o de miedo. Tengo una pecera
en la que me ahogo, unos buenos pies de plomo y poco tiempo para
salir a flote. Que
no hablo de que sea difícil o que sea imposible, sino de que no es.
Hablo de que
para regresar y para casi todo es tarde...
Solo te pido una cosa, podemos
parar el mundo sólo con mirarnos, recuérdalo. Porque
buscando tu sonrisa estaría toda la vida.
Escrito por María González Torres. ©